Ella, deseada por
todos, querida por nadie.
Ella, mirada perdida, rostro desencajado, sonrisa forzada.
Huele a perfume de rosas, rosas de un pakistaní.
Ropa delicada, ropa usada, sin color.
Pelo largo, teñido y estropeado.
Tacones finos llevan sus pies.
Levanta la cabeza, mira al frente y decide cruzar de acera.
Contonea su cintura y se para donde siempre.
En esa misma esquina, donde retoma su relación lésbica con
su mejor amante,
La soledad.
Aparta el pelo de su cara y se ve reflejada en el escaparate
de bing-ian.
Una lágrima recorre su maquillada mejilla y ve que alguien
se le acerca.
Sin poderle mirar a la cara ella le dice:
-20 euros completo
Y él le responde:
-Madre solo venía a darte un abrazo.
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